La disponibilidad es sin duda mi palabra preferida.
Desde el punto de vista del liderazgo implica que debo estar cerca de todas las cosas a fin de que quienes forman parte de mi entorno se sientan seguros y tengan una razón para quererme. Y quienes quieran hacerme daño lo piensen dos veces porque saben que no me tomarán por sorpresa así que tendrán una razón para temerme.
De ahí surge la gran pregunta. . . ¿es mejor ser querido o temido?
Lograr el equilibrio entre las dos cosas sería lo ideal pero es difícil. Yo elegí ser querido pero aprendí que el amor dura menos que el temor así que ahora prefiero lo segundo. El problema es que si a uno se le va la mano con esto puede llegar a ser odiado y ahí las cosas se ponen feas.
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